jueves, 6 de octubre de 2011

Te llevo para que me lleves

 Mis ojos parecían perpetuos, clavados en el remolino que estaba provocando en el vaso, con la ayuda del palito de plástico transparente y finito que trae el café de máquina expendedora. Nos vi mezclados, en un paseo; caminaríamos, tal vez el viaje en un micro, iríamos a la playa, a cualquier lado. Detuve mi mano, el remolino comenzaba a detenerse, y antes que dejara de hacerlo; arrimé el vaso a mi boca, cerré los ojos como quién disfruta de un buen masaje, tomé un sorbo de café, y me alegre de que estuviéramos juntos…