miércoles, 27 de mayo de 2009

¡Hoy me corté las uñas del pie porque me agujereaban todas las medias!

jueves, 14 de mayo de 2009

El expediente

Miles de fojas atadas con un hilo a la carátula forman el expediente de una causa sin resolver. Sus fojas están ordenadas numéricamente. Tengo un expediente en mis manos. Al parecer, puedo leerlo mentalmente sin visualizar ningún número. Su hilo es precario. Cada vez que le agregó una foja más al expediente, debo desarrollar una técnica superior para volverlo a atar. Un expediente, una descripción de algo que sucedió en algún lugar y tiempo pasado.

Por alguna razón decido recorrerlo cada instante, aún sabiendo que, no voy a poder entenderlo bien. Hay algo que me preocupa: el hilo. Se suelta, se rompe. Me pregunto porqué algo tan importante siempre pende de un hilo. De pronto, el expediente repleto de fojas se desarma. Cae al vacío y, sus fojas se mezclan, se pierden…

El expediente desapareció en el aire, dejó de ser expediente. Tendría que volver a leerlo mentalmente para recuperar algo de el o, armar un nuevo expediente con otra carátula y, un hilo más resistente. Sin embargo, las fojas siguen ahí, paseando en el aire. Una parte del hilo quedó agarrada a la carátula, la otra encontró el vacío, o quizá, se ató a otro expediente. Las causas son así, algunas tardan años en resolverse, otras se resuelven al instante y, muchas, se pierden en el vacío...


Leonardo Meyre

lunes, 11 de mayo de 2009

Tan pequeñito, es capaz de enseñarte a soñar, a sonreír. Continúa en su búsqueda, no se rinde. Te sientes ínfimo, milimétrico; no haces más que gritar en silencio: que nadie te escuche y nadie se entere. Deberías acompañarlo, lo haces. Se roba tu mano. Su tierna y suave voz extrañamente entra por tus ojos, quieres verlo, leer todo de él. Su manito de infante te guía, te hace vibrar. Una lágrima fría desprende: emoción.


Ieio

miércoles, 6 de mayo de 2009

Tomando, frío. No voy a sentir ningún aroma.

Paren el mundo que me quiero bajar


Hoy es 3 de mayo de 2009. Hace 5 meses que empezó el año; pasaron 5 meses…no quiero ser repetitivo pero se me hace imposible dejar de pensar qué han pasado 5 largos meses. No voy a detenerme a reflexionar sobre lo que he hecho en estos 5 meses pasados. Fueron 5 y es mucho tiempo. Indudablemente hay una pregunta encubierta que ronda en las primeras oraciones de este párrafo…

Siendo las 19:25 del domingo 3 de mayo de 2009, entiendo que mañana será 4 de mayo y, estaré recorriendo este loco calendario que me ha tomado por sorpresa e, indudablemente me seguirá sorprendiendo. Creí tener noción del tiempo. Recuerdo cuando era pequeño y aprendí a leer el reloj. Me enseñaron que el día tiene 24 horas y a cada hora le corresponden 60 minutos, compuesto cada uno de estos por 60 segundos. En este momento tengo la sensación de no haber practicado bien esa lección. Así como el día está compuesto por horas, la vida está compuesta por lecciones. Existe una dualidad entre los días y las lecciones. En un principio, la humanidad necesitaba plasmar sus ideas en un soporte técnico, fue así que después de varios soportes no perdurables, en China se creó el papel. Por medio del mismo, las personas comenzaron a reflejar sus pensamientos, teniendo la posibilidad de guardarlos y, volver a invocarlos cuando lo considerasen necesario. El papel es a mí entender el objeto más revolucionario del mundo. Volviendo un poco al tema, tomé el ejemplo del papel porque el mismo, al igual que el tiempo; sirve de soporte técnico para que el individuo pueda comunicarse e interactuar consigo mismo y con los demás. El tiempo cómo el papel es, un soporte técnico de gran utilidad para recopilar lecciones qué; de no plasmarlas en algún otro soporte pueden, rondar en la memoria del ser humano o simplemente perderse en el olvido. El tiempo es barato o, mejor dicho el tiempo no se paga. Y aquí viene el eje de la cuestión: ¿el tiempo no se paga?

Han pasado unos largos minutos desde que me acerqué a esta computadora a escribir algo… Si levanto la vista para recorrer los renglones antes escritos, estaré ocupando algunos segundos de ahora en segundos qué; ya han pasado antes y, sin darme cuenta no los atendí lo suficiente como para recordar ahora, en qué estaba pensando cuando llegué hasta aquí. Me siento obsesivo, asustado y paranoico. En el margen inferior derecho de esta pantalla existe un indicador del tiempo. No quiero dirigir mi mirada hacia él, pero sé que está ahí. Estoy entrando en un estado de ciclotimia extraordinario. Comienzo a tranquilizarme y pienso qué estos minutos pueden ser poco para muchos. Pero sé que, sí en algún momento futuro no recuerdo en que mes estoy, en este texto encontraré el ayuda memoria que he creado para orientarme cuando esté perdido. Ahora entiendo que mañana será 4 de mayo y, no cambiará en nada mi forma de ser. Pero quizá sepa que hoy me he dado cuenta de mucho: el tiempo es un amigo ciego, sordo y mudo qué, nos acompaña cotidianamente. No dudo de su amistad; lo he abandonado e igualmente sigue ahí, firme. He aprendido algo un tiempo atrás: debo reconocer mis errores… Reconozco qué, no lo he tenido en cuenta lo suficiente.

Leonardo Meyre

breve relato de mi mente


Lunes 27 abril 1:19 hs


Voy a mover mi mano porque algo en mí me lo pide, me lo vuelve a pedir. El reflejo de la luz es necesario para la ocasión y, hasta aquí nada… Una caja fuerte, un espacio rígido, cerrado e impenetrable. ¿Qué sentido tiene este segundo, el minuto? Estoy esperando el impacto, algo tiene que explotar, lastimar… y sin embargo: nada.

Escucho el fuerte ladrido de un perro. Un sonido habitual, solo eso y, lo admiro porque ladra. Retumban en mis oídos otros sonidos, continuo. No es mi voz la que me dicta, por lo menos no suena igual. Los ruidos siguen, son tan normales.

¿Es el destino incierto, el azar? ¿Cuánto de incierto tiene el destino? Un golpe, una ruptura. No suceden. Es todo tan seguro. La vida se torna redundante, extremadamente pálida, tensa. No es suficiente, hay un vidrio que debe estallar: un impacto, una explosión que me asuste y lastime, que me haga temblar. Un golpe profundo, hiriente. Sólo es cuestión de tiempo, si sigo esperándolo jamás sucederá. El impacto, la destrucción.


Leonardo Meyre

Carta de Presentación

Mis polvorones es un espacio nuevo que vendría a ser la continuación de un blog anterior llamado “Un millón de polvorones”. El anterior blog lo había creado con un amigo hace un tiempo atrás; con el objetivo de expresar con claridad todas las cosas raras que se nos ocurrieran. Debido a un error nuestro, “un millón de polvorones” fue eliminado de la red y, no encontramos la manera de darlo de alta nuevamente. Sin duda, hemos perdido todo aquello que habíamos escrito en el blog. Si bien, no había genialidades, me gustaría poder recuperar algunas de las cosas que quedaron marcadas en el pasado.

Dicen que la vida es un juego que nos toca jugar. De niños, jugamos a ser niños y en el caso de los hombres eventualmente, soñamos ser como algún jugador de fútbol, personaje de los dibujitos animados o, en el caso de la primera niñez, soñamos ser como papá. Ya con 22 años he jugado muchos juegos y creo que me quedan fichas para jugar muchísimos más. Por eso, en esta oportunidad estoy jugando a ser escritor. No importa si mis historias o relatos son fascinantes, de hecho, hay cosas horribles que he escrito. Lo que realmente importa en este juego es, encontrar la forma de expresar lo que siento y pienso a través de la escritura. Hay días en que el techo no dice nada, o el velador permanece prendido, estático y, no existe la posibilidad de que algo cambie. Otros tantos días; el subte al igual que el tren, pueden inspirarme a volar más allá del ruido habitual que hay en ellos. En la vida, existen miles de momentos adecuados para poder llevar nuestros pensamientos al borde de un abismo qué, nos permita imaginar algo más allá de lo normal o cotidiano, algo qué queramos apuntar sobre la vida misma: un hecho, un instante, un aroma, un sonido o, sencillamente una palabra.

Todo lo que he escrito hasta aquí puede ser una estupidez o, algo común que todos saben. Sí las personas puedan valerse de herramientas para apoyar o criticar cada una de las cosas que encuentran en su camino, serán para mí, únicos y maravillosos. Y sí este humilde espacio que adhiere a la libertad de expresión lo logra, estaré orgulloso de la raza humana que, todavía lucha por imponer su juicio propio a través del libre debate democrático.


Leonardo Meyre