El llamado de alguna de mis hermanas, que mi viejo me cebe un mate mientras trabajo, llegar a casa y sentir el exquisito aroma de la comida de mamá, que un amigo pase a saludarme por el trabajo, un abrazo de bienvenida los sábados, un partido de fútbol con ellos, un chiste de quién sea, el agradecimiento de alguien, la sonrisa de mis sobrinos, escuchar la voz amigable anunciando mi nombre, que la gente te diga: ¡buen día, buenas tardes y buenas noches! Manejar el mejor auto aunque no lo sea, gritar una canción mientras manejo, cantar una canción con el corazón, agradecer a alguien, ayudar, viajar, caminar por lo alto sin parar, tropezarme, sentir dolor, que alguien lo sane, poder compartir una anécdota; qué valioso es compartir una anécdota. Sonreír con alguien, lograr que alguien sonría. Dar la mano, la bondad, el valioso respeto, la esperanza del cambio, el reconocimiento, la mirada sincera, las disculpas, sentir el sol en la cara, el sacrificio, darme un gusto, poder darme un gusto, tener en quién confiar, que los demás confíen en mí, que la vida sea difícil, encontrarle solución a los problemas propios y ajenos, sonreír y, crecer a cada instante…
Pequeñas grandes cosas que demuestran la vulnerabilidad y vulgaridad de mi ser. Eso es todo o, algo de lo que soy...
Desde el anonimato del que todos tenemos un poco, te digo que me encantó.
ResponderEliminarDesde aquí, mi polvorón!
Ah, soy Matías, ja.